Me preguntan constantemente "quién es" esa íntima presencia con la que convivo trabajando en mis ideas. La llaman "Musa" en la mitología griega para referirse a las divinidades inspiradoras de las artes. Y a mi me resultan de carne y hueso cuando miro alrededor. Les puedo poner cara, nombre y por supuesto espítitu. De eso se trata cuando hacemos "divas". Pero esas que inspiran mi trabajo son solo en mis dedos y pasiones.
Escribo aquí ahora de las que inspiran mi aliento, ese que se alimenta ansioso de las cosas del asfalto. Cuando ante el acecho de la locura ponen adjetivos a mis dudas, nombre a mis inquietudes y verbo a mis necesidades. Esas que inspiran mi despertar a ser, no mejor porque mejor es algo que cada vez me interesa menos. Pero sí más.
Seres de colores con sombras, porque la luz siempre la proyecta cuando se topa con la materia. Y algo tan irreverentemente obvio también lo aprehendo, con h intercalada.
Vivir es solamente darse cuenta.
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